Juanelo Turriano, un genio injustamente olvidado


Toledo, ciudad que conoció la obra de ingeniería mas celebre de Juanelo Turriano


Juanelo Turriano (Cremona, Ducado de Milan, Italia 1501 - Toledo 1585) fue un brillante relojero, ingeniero e inventor que ejerció su oficio en las cortes españolas del emperador Carlos I y su hijo Felipe II. También participo en la reforma del Calendario Gregoriano (aunque sus ideas no fueron elegidas por el Papa Gregorio XIII) y fue creador de algunos inventos muy adelantados a su época, como el "Artificio de Juanelo" o el llamado "Hombre de Palo", aunque este ultimo parece mas ser un mito que una realidad; o quizá sea una realidad olvidada y amparada en un intento de mitificarla. Luego profundizaremos en este viejo enigma. Las campanas del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial tambien llevan su firma.


Busto de Juanelo Turriano

Siendo muy joven, Turriano entro a trabajar de aprendiz en una relojería, que en aquellos años era uno de los oficios mas herméticos que existían. De estos años de aprendizaje adquirió los profundos conocimientos que le sirvieron para toda su obra. Obviamente hubo de destacar bastante en la sociedad de su época, ya que pronto captó la atención del emperador Carlos I, el cual le nombró Relojero Real, trasladándose alrededor del año 1530 (hay muy pocos documentos escritos sobre la vida y obra de Turriano, el cual ademas no dejó ningún plano de sus inventos) a la ciudad de Toledo. Construyo algunos relojes astronómicos muy precisos por encargo del emperador y vivió junto a el el último año y medio de su vida en el Monasterio de Yuste, donde por encargo de Carlos I diseño un mecanismo de riego para los huertos de palacio que no funcionó correctamente quedándose el agua estancada, caldo de cultivo ideal para mosquitos que podían propagar enfermedades fatales para la época. De hecho, uno de estos mosquitos picó al emperador provocandole el paludismo que lo llevó a la tumba.

Felipe II, rey de España tras la abdicación de su padre no quiso desaprovechar el talento de Turriano, nombrándolo Matemático Mayor de la corte, gracias a lo cual pudo gestar la obra de ingeniería que lo volvió celebre, el Artificio de Juanelo en la ciudad de Toledo, un gran mecanismo con precisión de relojería que llevaba el agua desde el río Tajo hasta el palacio del Alcázar salvando un desnivel de 100 metros de forma altamente eficaz para resolver los graves problemas de suministro de agua potable que padecía la ciudad desde hacia ya muchos años. La máquina funcionaba gracias a la fuerza del río Tajo, proporcionada mediante ruedas con aspas como las de los molinos; otra rueda con cangilones recogía el agua del río y luego poco a poco mediante un mecanismo articulado de grandes cazos se iban pasando el agua de unos a otros de forma inteligentemente sincronizada a la vez que se iba almacenando en depósitos situados en varias torres y siendo recogida por mas cazos hasta así llegar a la parte superior. Tal obra se inició en 1565 financiada por la ciudad, pero impulsada por el mismo rey Felipe. En 1569 terminó la obra subiendo agua desde el fondo del valle hasta las cisternas del Alcázar a un ritmo de unos 14.000 litros al día. Sin embargo, los problemas de suministro de agua no se resolvieron, ya que el agua se quedaba en el Alcázar toledano para su uso privado y por tanto, la ciudad consideró que el artificio solo beneficiaba al palacio y no veían ningún motivo para pagar a Turriano el salario vitalicio pactado (unos 1900 ducados de renta para el y sus descendientes, mas otros 8000 que saldrían de las arcas del estado, contribución de Felipe II pero que por desgracia para Turriano, no llego a cobrarlo íntegro).


Recreación del Artificio de Juanelo. Autor: Yomangani  Imágen bajo Licencia Libre. Mas información  en el enlace https://commons.wikimedia.org/wiki/File:ArtificiodeJuanelo.jpg


Con todo y eso, Turriano propuso al consistorio toledano construir un segundo artificio en exclusiva para la ciudad pero a cambio de gestionar el todos los beneficios obtenidos. Toledo cedió y Juanelo construyó una nueva maquina con éxito; sin embargo parece ser que una vez construido y puesto en marcha, los costes de mantenimiento del aparato fueron muy elevados no pudiendo Turriano asumirlos y arruinándole por completo. El artificio le sobrevivió a Juanelo, funcionado de forma más o menos eficaz, hasta que en el año 1639 fue desmantelado debido a los problemas que ocasionaba el desgaste de las piezas y el elevado precio de su mantenimiento. Todavía hoy en día se pueden contemplar algunos restos del edificio más inferior en el río Tajo.


Pintura de El Greco de la ciudad de Toledo. Se puede distinguir el Artificio de Juanelo


El HOMBRE DE PALO

Y entre la leyenda y la realidad encontramos otro conocido aparato construido por Juanelo Turriano, tan singular que incluso la ciudad de Toledo tiene una calle dedicada a el. Hablar sobre autómatas antropomórficos en el siglo XVI puede sonar un poco a ciencia ficción, pero a fin de cuentas las primeras referencias sobre la construcción de estos ingenios mecánicos las tenemos en la época clásica, que aunque eran en su mayoría juguetes y entretenimientos para las masas no dejaban de ser mecanismos de alta precisión, y recordemos que Juanelo Turriano fue el relojero oficial de la corte de Carlos I de España y en aquellos tiempos los mecanismos mas precisos construidos por el hombre eran los relojes. Mención aparte merece la leyenda hebrea del Golém, un autómata de barro que cobra vida artificial mediante un hechizo, pero esta leyenda está ambientada en la ciudad de Praga en el siglo XVI, justo en el mismo siglo de la construcción del toledano "Hombre de Palo" de Juanelo.
Se cuenta que esta maquina con forma humana a tamaño real estaba situada en la calle de las Asadurias (actual calle del Hombre de Palo) y su función consistía en pedir limosnas para el mismo Juanelo, arruinado tras la construcción de sus dos artificios en el río Tajo. Se dice que se movía de forma totalmente automática, saliendo al paso de los sorprendidos transeúntes y que cuando recibía algunas monedas, respondía mediante una inclinación a modo de agradecimiento.  
No existen grabados de la época ni pinturas que representen a este robot primitivo y además fue destruido de forma premeditada por la Inquisición Toledana años antes de fallecer Juanelo. Sabiendo de la afición de Turriano a fabricar pequeños juguetes mecánicos y dejando rienda suelta a mi imaginación, el "Hombre de Palo" no sería sino uno de esos juguetes a tamaño natural con un preciso mecanismo de relojería en su interior. También lo imagino avanzando sobre rieles para dar la sensación de cierto movimiento autónomo, apenas no más de un par de metros para después regresar al punto de origen. Sin embargo lo más seguro es que el Hombre de Palo de Juanelo no pasase de ser un muñeco de madera estático que como mucho tuviese algún tipo de movimiento mecánico producido por un mecanismo de relojería. 


Calle Hombre de Palo, entrada desde la Plaza de las Cuatro Calles. Fuente Google Maps


Juanelo Turriano murió en Toledo el 13 de junio de 1585 y fue enterrado en el hoy desaparecido Convento del Carmen. De su vida se conservan pocos documentos -su testamento, algunos contratos, pocas cartas- y al ser poco amigo de dibujar planos, sus creaciones se han perdido para siempre, quedando solo meras aproximaciones basadas en los dibujos realizados por terceras personas en su época. De Turriano se dice que si hubiera dejado constancia o memoria de sus diseños su apellido hubiese estado al nivel de reconocimiento universal del mismísimo Leonardo Da Vinci. Recordemos que su Artificio de Juanelo fue un invento único, admirado y muy reconocido en su momento. La ciudad imperial de Toledo siempre estará agradecida al genio de Juanelo Turriano.

ANIMACIÓN EN 3D DEL ARTIFICIO DE JUANELO

Fundación Juanelo Turriano





Senda Ecológica del Pantano de la Portiña, Talavera de la Reina (Toledo)



Pantano de La Portiña con la Sierra de San Vicente al fondo



Visita el canal de You Tube de Senderos y Veredas


Puedes descargar el track de esta ruta al final de la entrada

Al norte de Talavera de la Reina, en un valle situado en la misma linde de la comarca de la Sierra de San Vicente encontramos este humedal artificial protegido. Debido a la proximidad con la población y el fácil acceso desde esta, el Embalse de la Portiña es un paraje natural muy frecuentado para uso y disfrute de los habitantes de Talavera y todas las poblaciones de alrededor. 

El Pantano de La Portiña con Talavera de la Reina y el puente atirantado de Castilla La Mancha. Al fondo, los Montes de Toledo.

Presa del Pantano de La Portiña

Orillas del embalse


Este embalse fue construido a mediados de la década de los años cuarenta del pasado siglo XX y acabado en el año 1947 sobre el cauce del arroyo de La Portiña que tras un corto recorrido desde su nacimiento en la cercana Sierra del Berrocal desemboca en el río Tajo. En tiempos el arroyo de La Portiña fue una importante arteria acuífera beneficiándose de su abundante caudal huertos y molinos de la comarca; ademas atravesaba la población de Talavera, estando hoy en día canalizado por la red de alcantarillado al igual que la práctica totalidad de arroyos que surcaban la ciudad y que muchas veces daban bastantes problemas con crecidas e inundaciones periódicas. El motivo de la construcción de este pequeño embalse fue el abastecimiento de agua potable a la creciente ciudad de Talavera. 

Un paraje con historia


Distintos momentos de la recreación histórica con motivo del 200 aniversario de la Batalla de Talavera

Hace ya más de 200 años el valle donde está situado el embalse de La Portiña fue testigo de una importante batalla en la Guerra de la Independencia contra los ejércitos Franceses a las órdenes de Napoleón Bonaparte y bajo el mando directo en nuestro país de su hermano José Bonaparte, rey de España por un corto periodo de tiempo con el nombre de José I (1808-1813). Entre los días 27 y 28 de julio de 1809 combatieron en estas tierras los ejércitos de la coalición hispano-británica bajo el mando inglés de Arthur Wellesley, más conocido como Duque de Wellington y el general Gregorio Cuesta por parte de los españoles. En el bando napoleónico la cabeza visible era el mismísimo José Bonaparte. Separados por apenas un kilómetro con el arroyo de la Portiña entremedias podemos descubrir dos elevaciones; al oeste el cerro de Medellín, donde se apostó la artillería británica y al este el Cerro de Cascajal, base de operaciones de los ejércitos napoleónicos, aunque la línea del frente discurría desde este valle hasta Talavera, tres kilómetros al sur.
Tras dos días de sangrientos combates entre los dos ejércitos, el amanecer del día 29 de julio descubrió que los imperiales napoleónicos habían abandonado el campo de batalla amparados en la oscuridad de la noche dejando a los españoles y británicos con la sorpresa de una inesperada victoria táctica.


Monolito conmemorativo de la batalla en el Cerro de Medellin. No es visitable debido a que está situado en propiedad privada. 

El humedal protegido

Encina


Orugas Procesionarias

Este enclave creado por la mano del hombre es un refugio de aves acuáticas y otros animales terrestres, como Turones, Somorgujos, Oropéndolas, Garzas, Erizos, etc. También podemos encontrarnos con Culebras de Agua, todo tipo de anfibios autóctonos y las temidas orugas Procesionarias. En cuanto a vegetación predominan los Eucaliptos, Encinas, Sauces, Pinos y plantas acuáticas como los Juncos. También en otoño los aficionados al Mundo Funji tienen su oportunidad de disfrutar de una cierta variedad mitológica, y los amantes del deporte de la pesca pueden capturar sobre todo ejemplares de Carpas y en menor medida Lucios y Black Bass, siendo este pantano un lugar muy popular para la práctica de esta actividad.






Por toda esta diversidad natural y de ocio el Embalse de la Portiña fue declarado como entorno protegido, habilitándose un sendero ecológico que rodea sus orillas y creando más recientemente un circuito saludable con distintas máquinas para realizar ejercicios al aire libre por una parte del sendero ecológico. Para evitar dañar en todo lo posible este lugar, el acceso con vehículos a motor está restringido, existiendo algunos aparcamientos públicos, y por supuesto, el baño en sus aguas está totalmente prohibido así como navegar con todo tipo de embarcaciones por todo el embalse. Por aquí podemos encontrar en cualquier época del año personas paseando, practicando senderismo, ciclismo, running, por supuesto pescando o sencillamente disfrutando ver una agradable jornada en plena naturaleza con familia y amigos.



Viejos Molinos en La Sierra de San Vicente








En la Sierra de San Vicente, provincia de Toledo, encontramos importantes restos de construcciones repartidos por toda su área. Uno de ellos que además salta a la vista a la vez que permanece oculto son los molinos en ruinas que podemos encontrar muy cerca del paraje conocido como El Piélago. 
Estas sierras hace siglos eran explotadas en su mayor parte por la Orden de los Monjes Carmelitas Calzados que aquí tenían su residencia y como parte de sus actividades de financiación estaba la regencia de algunos molinos hidráulicos. 
Hay que señalar que debido al clima de hace siglos atrás en los cuales todo el hemisferio norte sufrió una pequeña era glaciar (Pequeña Edad de Hielo) desde los años 1550 hasta 1850 aproximadamente con fríos extremos y abundantes nevadas en cotas bastante mas bajas que hoy en día, estas montañas contaba con grandes recursos hidrológicos; abundaban las  fuentes y manantiales por doquier. Por tanto era lógico aprovechar tal abundancia para el beneficio del hombre.


Antigua presa donde se acumulaba agua para garantizar el funcionamiento de los molinos en epoca de molienda; boca de salida hacia la acequia hoy desaparecida.

Restos del cubo de presión del molino hoy desaparecido y todavía visible junto a la carretera comarcal  TO 9045-V


Detalle del cubo de presión; podemos ver en la parte inferior la salida de agua o saetin junto a la carretera


Los tres molinos que se muestran en esta entrada de Senderos y Veredas aprovechaban un solo torrente de agua estando situados los tres uno detrás del otro y son muy accesibles, ubicados en una pradera en pendiente descendiente que desde su parte mas inferior nos permite disfrutar de unas vistas impresionantes de la cara sur de la sierra con el pantano del Guadyerbas al fondo. Para entrar en esta pradera con nuestro  vehiculo deberemos tomar la carretera TO 9045-V que recorre estas montañas desde Navamorcuende hasta El Real de San Vicente (o viceversa) y entre los puntos kilométricos 9 y 10 encontramos un desvío en dirección sur que es por donde entraremos, justo enfrente de un torreón de piedra que llama poderosamente la atención y que no es otra cosa que los que queda de uno de los molinos, viendo rápidamente algunas construcciones modernas abandonadas y un deposito de agua tambien en desuso. También puedes ver el punto de entrada a esta pradera desde Google Maps haciendo clic aquí.

El torreón al que me he referido antes no es otra cosa sino una parte importante de algunos molinos llamada cubo de presión; el agua se precipitaba desde la parte superior cogiendo fuerza para dar impulso a la rueda con aspas llamada rodezno, que a su vez transmitía este movimiento a las piedras de moler mediante un eje llamado árbol. Aquí la construcción de la carretera ha eliminado el edificio del molino y por la parte superior encontramos la base de la acequia por donde bajaba el agua de la sierra. Si seguimos el sendero claramente definido de esta acequia en dirección ascendente descubriremos un poco mas arriba la presa o balsa donde se acumulaba el agua procedente de torrentes y arroyos. Esta presa tenia su importancia ya que en épocas de poco caudal se almacenaría aquí el agua para cuando hubiese cantidad suficiente poder soltarla y mover los mecanismos del molino mas abajo. 


Restos de otro molino; vista superior de la estancia donde estaría situada la rueda con las aspas

Vista de la misma estancia desde otro angulo

Salida del agua desde el exterior

En la pradera donde hemos dejado nuestro vehiculo encontramos justo a continuación del cubo que hemos visto antes los restos de un segundo molino en el cual no encontramos evidencias de cubo, sino que aprovechaba la fuerza del agua que salia del primer molino que suponemos saldría con la suficiente presión. De esta construcción apenas queda casi nada. Pero a continuación descubrimos un enorme edificio de piedra que es el tercer molino de esta zona. Este si contaba con cubo de presión aunque por desgracia no pude entrar en el ya que esta invadido por la vegetación, pero hubiese sido interesante haberle visto por dentro conformándome con tomar fotos y vídeos de su deteriorada fachada. 

Tercer molino situado en esta zona, la construcción destaca por su gran tamaño

Detrás de la maleza se esconde la salida del agua

El paraje donde se sitúan estos tres molinos se presta para la práctica del senderismo.


Justo en la parte inferior de este molino y hacia la derecha, se intuyen otros restos de lo que parece un cuarto molino que tomaría el agua desde otro arroyo distinto. 

No tengo constancia de la época de construcción y funcionamiento de estos artificios, pero si tengo en cuenta los datos de fundación del Convento Carmelita del Pielago (s. XV), supongo que estos molinos estarían datados como poco en los siglos XV o XVI. También imagino que en los últimos años de la Pequeña Edad de Hielo -a la cual nos hemos referido al principio de esta entrada- entre los siglos XIV y XIX con temperaturas mas bajas de las que se dan hoy en día, pues seguramente a partir del siglo XVIII ya seria bastante acusado el ascenso progresivo de las temperaturas y la consiguiente subida de las cotas de nieve, dejando de ser rentables muchas de las actividades económicas que financiaban el convento y si a eso le añadimos las posteriores desamortizaciones que privaron a los frailes de sus posesiones en estas tierras, se puso fin a la época de actividad de estas construcciones que corren el riesgo de desaparecer para siempre. 



El cementerio Alemán de Cuacos de Yuste

 

Cementerio Militar Alemán en Cuacos de Yuste

En el termino municipal de Cuacos de Yuste, provincia de Cáceres, en la carretera EX-391 que une dicha localidad con Garganta la Olla pasando por el Real Monasterio de San Jerónimo de Yuste, encontramos un camposanto donde se honra la memoria de 180 soldados alemanes caídos en territorio español durante la Primera y Segunda Guerra Mundial. 

Como anécdota puedo contar que la primera vez que pasé por aquí (hace ya bastantes años siendo prácticamente un niño) subiendo a Garganta la Olla, vi el cartel a la entrada del cementerio que reza "Cementerio Militar Alemán" y no se por que razón pensé que seria un cementerio de la época de Carlos I que contenía los restos de militares del imperio germánico que quisieron ser enterrados cerca de su emperador. Nada mas lejos de la realidad. En aquellos años en los que Internet era todavía un proyecto científico en pleno desarrollo no había un acceso tan directo a la información como hoy en día, y por tanto durante algun tiempo mantuve esa idea en mi cabeza, hasta que leí un articulo en una revista que me saco de mi ignorancia; los enterramientos de este cementerio son del siglo XX.







Los 180 cuerpos que aquí yacen son de soldados caídos en territorio español durante los dos grandes conflictos bélicos del pasado siglo, 26 de la Primera Guerra Mundial y 154 de la Segunda. Principalmente eran tripulantes de submarinos hundidos en aguas jurisdiccionales españolas y pilotos de la Luftwaffe (fuerza aérea alemana) cuyos cuerpos llegaron en su mayoría flotando hasta nuestras costas o sencillamente fallecieron en algún hospital de nuestro territorio a causa de las heridas de guerra. 



La historia de este cementerio se inicia en 1919 cuando se funda la Organización Alemana para la Conservación de Cementerios de los Caidos de Guerra, sociedad creada para la conservación de cementerios de guerra alemanes fuera de las fronteras germánicas. Dicha organización ha financiado mas de 800 cementerios por toda Europa y África con un total de dos millones de tumbas, encargándose tambien de su mantenimiento. Teniendo en cuenta la historia bélica de Alemania sobre todo en la primera mitad del siglo XX es lógico que existan este tipo de fundaciones para que la memoria de los caídos en combate no desaparezca sea cual sea su bando. Este emplazamiento fue elegido debido a su proximidad con el sitio historio de San Jerónimo de Yuste y por el incomparable marco de estas montañas. Las obras de este camposanto Alemán en Cuacos de Yuste comenzaron en 1980 siendo inaugurado tres años después tras reunir los restos identificados y repartidos por varios cementerios españoles. En algunos casos no se pudo recuperar los huesos de algunos soldados, reflejándose esto en las inscripciones de sus tumbas con el añadido i.m (in memoriam). También hay ocho tumbas con soldados de los cuales se desconoce su identidad. Fijándonos en las inscripciones de las sencillas cruces vemos que prácticamente todos los militares que aquí descansan eran personas jóvenes. 


Soldado desconocido

El olivo es el árbol que podemos encontrar en este cementerio


Actualmente este lugar de memoria y recogimiento esta abierto al publico en general. Son muchos los curiosos que visitan este recinto que nos recuerda que en cualquier guerra no hay vencedores, solo vencidos, ya que al fin de cuentas estos soldados son personas que murieron lejos de sus casas y  familias por causas bélicas que posiblemente no comprendiesen en profundidad. 
Y como curiosidad tambien son muchos los que buscan en este cementerio una tumba cuya inscripción reza "Paul Newman" un soldado fallecido en la Segunda Guerra Mundial que comparte nombre con el famoso actor americano. 


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Monasterio de San Jerónimo de Yuste, última morada del emperador Carlos I de España


Busto del Emperador en su palacio de Yuste


Cuando el emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Germánico, nieto de nuestros Reyes Católicos e hijo de la reina Juana I de Castilla y Felipe I de Castilla "El Hermoso", se sintió agotado tanto física como animicamente allá por el año 1555 por llevar sobre sus espaldas el peso de la corona de medio mundo, decidió abdicar en favor de sus hijos Felipe (Felipe II) para el gobierno de España y Fernando (Fernando I de Habsburgo)  para el control del Imperio Germánico. Y como lugar de retiro hasta llegado el momento de rendir cuentas al altísimo eligió un pequeño monasterio en una remota región de la península ibérica lejos del bullicio de grandes ciudades y cortes. La región elegida era La Vera, al noreste de la actual provincia de Cáceres y el monasterio San Jerónimo de Yuste, muy cerca de la localidad de Cuacos de Yuste.


Entrada a la iglesia del monasterio


La llegada del emperador supuso un cambio radical en la vida sencilla y contemplativa de los mas de 30  monjes Jerónimos que habitaban en este cenobio a los pies de la Sierra de Gredos, ya que se dio orden de construir una ampliación palaciega adosada al mismo monasterio para que Carlos I pudiese vivir en el y ademas alojar a las mas de 60 personas que componían la corte del monarca, aunque posteriormente a la mayoría se les alojó en los pueblos de alrededor. El nuevo edificio constaba de dos plantas que no se comunican directamente entre si. Los aposentos del emperador de la planta superior tenían conexión directa con la iglesia facilitando el acceso para que Carlos I pudiese seguir los oficios religiosos acostado en su litera, ya que padecía del mal de gota y a veces casi no podía incorporarse. El 3 de febrero de 1557 el emperador llego a Yuste para no salir jamas en vida.

Entrada principal al palacio con la rampa vieja de acceso a la planta superior

Arcos de la rampa de acceso


Cuentan que la vida de Carlos I en Yuste fue bastante austera, dentro de lo que cabe esperar de quien había sido un emperador soberano de medio mundo. Su principal ocupación desde luego fue preparar su alma a la espera de su ultimo suspiro, pero tambien dicen que no escatimó en copiosas comidas, perdición de su mala salud que empeoraba sin remedio. También recibía bastantes visitas y mantenía correspondencia continua con su hijo Felipe II.  

El fatal desenlace tuvo lugar el 21 de septiembre de 1558, apenas un año y medio después de su llegada al monasterio. La causa de la muerte fue por paludismo. Como curiosidad, el responsable indirecto del fallecimiento del emperador fue el genial ingeniero italiano Juanelo Turriano, constructor entre otras muchas maravillas del celebre "Artificio de Juanelo" en la ciudad de Toledo, un mecanismo con precisión de relojería que permitía subir agua desde el río Tajo hasta el edificio del Alcázar salvando eficazmente 100 metros de desnivel. Juanelo Turriano llegó a Yuste junto con la corte del emperador ya que era su relojero oficial. Por orden de Carlos I Turriano construyó estanques con mecanismos de relojería en los jardines del palacio para el riego de los jardines y huertos, sin embargo, estos no funcionaban correctamente y provocaban el estancamiento de las aguas, lo que dio lugar a la proliferación de mosquitos con la consiguiente propagación de enfermedades infecciosas como el paludismo. Sobre el gran ingeniero y constructor Juanelo Turriano hablaremos en otra entrada de Senderos y Veredas.

A la muerte del emperador su testamento reflejaba el deseo de reposar en una cripta bajo la iglesia en el mismo monasterio, justo debajo del altar mayor; sin embargo al no estar esta construida todavía fue enterrado de forma provisional tras dicho altar mayor siendo posteriormente trasladados en 1573 sus restos al Panteón Real del Monasterio de San Lorenzo del Escorial por expreso deseo de su hijo Felipe II, donde reposan hoy en día. Como curiosidad, en la cripta donde deseaba ser enterrado el emperador, que actualmente se puede visitar, contemplamos el que tradicionalmente se dice fue el féretro que albergó el cuerpo de Carlos I de España y V de Alemania tras su muerte en Yuste.


Cripta. A la izquierda, debajo de la cruz, se observa el hueco donde reposaría el cadáver del emperador justo bajo el altar mayor 

Féretro el cual se dice que es el original donde se deposito el cuerpo del emperador 

 «El Escorial, momia del emperador Carlos V, copiada del natural», en la revista española La Ilustración Española y Americana. Autor Martín Rico (1833-1908) Fuente de la imagen: Wikipedia 
Imagen de Dominio Público


El actual monasterio con propiedad de Patrimonio Nacional desde el año 2004 no es el original de tiempos del emperador. Las primeras referencias de este edificio datan del año 1402. Con la llegada de Carlos I se amplia considerablemente para albergar a este y a su séquito. Tras la muerte del monarca su hijo Felipe II promulga una célula por la cual ordena la conservación de las estancias construidas por su padre. En 1809 parte del conjunto fue incendiado y destruido por las tropas napoleónicas en la Guerra de la Independencia y posteriormente con la Desamortización de Mendizabal fue puesto en subasta pública y abandonado por la orden de los Jerónimos que lo habitaban entrando en una fase de ruina y expolio para aprovechar gran parte de sus piedras para nuevas construcciones. No fue hasta 1942 cuando se aprobó un proyecto para la recuperación y reconstrucción fiel del monasterio en ruinas volviendo a pasar a manos de la Orden Jerónima en 1958 y abriéndose al publico un año después. En el año 2007 el conjunto monumental del Monasterio de San Jerónimo de Yuste se le concedió el sello de Patrimonio Europeo. En la actualidad ya no es la Orden de los Jerónimos quien habita en las estancias monacales, siendo monjes Paulinos los que actualmente viven aquí.

Jardines del palacio tras los arcos


Sobre el conjunto arquitectónico del edificio; llaman la atención las dos zonas claramente delimitadas, el monasterio en si y la casa-palacio que mandó construir el emperador. Destaca la austeridad de todo el edificio del palacio construido en ladrillo y sin casi ornamentación. La gran rampa que conduce a la puerta principal del edificio superior fue ingeniada para facilitar el acceso con la litera que usaban los criados para transportar al emperador los días en que la gota no le permitía desplazarse por su propio pie. Son cuatro las estancias que se pueden visitar hoy en día en esta parte del palacio, incluyendo el "cuarto real" donde falleció Carlos I decorado tal cual estaba la noche en la que murió. La parte de abajo actualmente son dependencias privadas pero en su día se ideo como "Palacio de Invierno" aunque el emperador prefería vivir en la planta superior, ya que esta mucho mejor iluminada y cuenta con espectaculares vistas desde sus terrazas y galerías. También los jardines están abiertos al público aunque por desgracia los estanques diseñados por Juanelo Turriano se han perdido para siempre. Del monasterio es accesible al publico la iglesia gótica con el famoso retablo que contiene la copia del oleo de Tiziano "La Gloria" (el original está en el Museo del Prado) , la cripta y dos salas con exposiciones permanentes de objetos de la época. A destacar tambien los dos claustros existentes, el Claustro Gótico del siglo XV y el Claustro Nuevo o Renacentista ya construido en el siglo XVI.


Claustro Gótico. Observese la austeridad de sus columnas

Fuente en el centro del Claustro Gótico atribuida a Juanelo Turriano

Claustro Nuevo o Renacentista

Detalle en el Claustro Renacentista

Columnas labradas en el claustro Renacentista

También hay que destacar que este sencillo edificio monacal es fuente de inspiración para Felipe II cuando planificó su monumental Monasterio de San Lorenzo del Escorial, tomando algunas ideas de su padre pero magnificadas para su faraonica obra en la sierra madrileña; un monasterio, un palacio bastante austero para lo que debería corresponder a un soberano dueño y señor de medio mundo, un panteón real bajo el altar mayor de la basílica, amplios jardines alrededor y construido en un entorno privilegiado.


RECOMENDACIONES PARA VISITAR SAN JERÓNIMO DE YUSTE

El Monasterio de San Jerónimo de Yuste se encuentra enclavado en un relajante paraje de la cacereña comarca de La Vera. Hablar de este monasterio es hablar tambien de Cuacos de Yuste, población aledaña vinculada totalmente al empuje histórico que representa el lugar de retiro del emperador. En Cuacos de Yuste ( en 1960 cambió legalmente su nombre de Cuacos de la Vera a Cuacos de Yuste) encontramos una amplia oferta de alojamiento y restauración. Es recomendable perderse por las calles de este pueblo verato para empaparse de la esencia de esta región. 


Casa verata tradicional en Cuacos de Yuste


En Cuacos tambien se puede ver la que fue vivienda de Juan de Austria, hijo bastardo del emperador y brillante militar conocido por otorgar a la armada española la victoria de Lepanto entre otras hazañas. 

Para llegar al Monasterio desde Cuacos tomaremos la carretera EX 391 en dirección a la localidad de Garganta la Olla. En el cruce podemos admirar el monumento erigido al emperador. Ascendiendo por esta escueta carretera de montaña pasaremos junto al Cementerio Militar Alemán del cual hablaremos en otra entrada de Senderos y Veredas, y un poco mas adelante veremos ya el sobrio e imponente perfil del Monasterio de Yuste. Para conocer precios, horarios de las visitas y otros detalles es interesante visitar la web de Patrimonio Nacional

Si disponemos de tiempo suficiente tras la visita al monasterio es recomendable continuar por esta carretera hasta la localidad de Garganta la Olla, un pueblo verato que no te dejará indiferente. Aunque realmente, conocer cualquier pueblo de esta comarca de Cáceres ya de por si es una experiencia única, empapada de historia y cultura. En esta zona se conservan tradiciones ancestrales que han pasado de generación en generación sin casi verse alteradas. Y por supuesto, es imprescindible conocer sus delicias gastronómicas dignas de un rey. 

Solo recorriendo la comarca de La Vera podrás comprender porque Carlos I, poderoso emperador del mundo conocido, quiso acabar sus días aquí.     





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