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Senderismo; Molino Riscal de Alcaudete de la Jara y búnker de la guerra civil, Toledo







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Puedes descargar el track de esta ruta al final de la entrada

En esta ocasión me desplazo hasta la localidad de Alcaudete de la Jara, en la provincia de Toledo. Voy a realizar una breve ruta hasta el paraje del Riscal donde visito un viejo molino construido en el cauce del río Jébalo bajo desfiladeros muy concurridos por amantes del deporte de la escalada. Ya que la ruta es muy corta, aprovecho para conocer también un búnker de la guerra civil, uno de tantos construidos en esta zona. Toda esta ruta no entraña dificultad ninguna, ya que es casi un sencillo paseo que se puede realizar en cualquier época del año.

Cañón por donde discurre el río Jévalo

Desfiladeros del cañón del Jébalo

El molino Riscal ha sufrido un intento de rehabilitación para aprovechar esta zona tradicionalmente de ocio. Sin embargo, por lo que pude intuir al ver el lugar, ha sufrido la visita de los amigos de lo ajeno. Entrando en el edificio podemos ver parte de la construcción original junto con la obra más reciente.

Estado del Molino Riscal

Detalle del interior; aquí estarían situadas las piedras del molino

Parte posterior. La estructura metálica de la parte inferior se correspondería al intento de rehabilitación, posiblemente tratarían de construir una plataforma para facilitar el acceso pero por lo que se ve ha sido vandalizada o quizá no se terminase de construir 

Canal de entrada de agua al molino

El entorno donde está situado es sencillamente espectacular. El río Jébalo ha excavado durante miles de años un impresionante cañón mientras se abre paso hasta su desembocadura en el Tajo. Solamente pasear bajo la sombra de estos cortados de piedra ya nos quita el aliento. 

En cuanto al búnker, son varios los que se conservan por esta zona. Este en cuestión es muy visitado debido a la cercanía con la población de Alcaudete. Llegar a el tampoco tiene misterio ninguno ya que el sendero está muy bien marcado. Desde su ubicación podemos contemplar unas vistas impresionantes de todo el núcleo urbano de Alcaudete de la Jara.   

Búnker

Interior. El suelo tiene muchos sedimentos acumulados


La ruta es apta para todo el mundo y se puede realizar perfectamente con niños. Recomendable en primavera u otoño, aunque al ser tan sencilla se podria recorrer en cualquier época del año.



Senderismo; La Senda de las Viejas Piedras, Sierra de San Vicente (Toledo)


Sierra de San Vicente



Puedes descargar el track al final de la entrada


La Sierra de San Vicente, al norte de la provincia de Toledo, conserva todavía algunos importantes  restos de su pasado, cuando contaba con más recursos hidrológicos que ahora y sus laderas eran explotadas por monjes Carmelitas y otros propietarios. La Senda de las Viejas Piedras enlaza en algo más de 10 km por parajes de impresión varios enclaves que en su día tuvieron una importancia capital y de los cuales apenas quedan algunas interesantes piedras cubiertas de musgo. Esta ruta la defino como de dificultad moderada debido al ascenso al Cerro de San Vicente que puede llegar ase complicado por su corta pero fuerte pendiente. El resto de la ruta es un agradable paseo de montaña. Recomendada para realizarla en primavera u otoño. El invierno tambien es una buena época para recorrerla.  

La ruta comienza en el paraje conocido como El Pielago, avanzando por una pista de servicio del tendido eléctrico que nos lleva en dirección oeste. No tardaremos mucho en descubrir a unos 50 metros mirando a nuestra izquierda bajo la arboleda lo que parece un muro de piedra, pero realmente es la pared de una balsa de agua abandonada que alimentaba a tres molinos harineros ahora en ruinas. Hacia esa balsa dirigiremos nuestros pasos, bajando después por la antigua acequia fácilmente identificable entre los árboles hasta llegar a los molinos o más bien, lo que queda de ellos.


Molinos del Piélago

Tras recorrer estas viejas ruinas volveremos sobre nuestros pasos para regresar al Piélago y tomar un sendero justo al otro lado de la carretera, la cual seguiremos de forma paralela  hasta que lleguemos a un cercado metálico que nos obliga a girar a nuestra derecha y comenzar a ascender una moderada pendiente que conduce hasta el llamado Lomo Lucia, una elevación a 1227 msnm y la cual si no estamos atentos podremos pasarnos de largo. Continuaremos avanzando por el sendero siempre dejando la alambrada a nuestra izquierda. Cuando esta valla se desvíe tambien a la izquierda, deberemos seguirla por un camino claramente marcado pasando por dos cancelas que podemos abrir para continuar, dejándolas cerradas tras nuestro paso. Un poco mas adelante al llegar a una explanada con una bifurcación continuaremos unos metros por el camino de nuestra izquierda (seguimos paralelos a la valla) hasta que sobre unos 50 metros nos desviamos a nuestra derecha campo a través para intentar localizar los restos de un pozo de nieve, una construcción subterránea que permitía conservar nieve acumulada durante el invierno para venderla en los meses mas cálidos como hielo. Estas ruinas estaban hace un tiempo debidamente señalizadas, sin embargo, el vandalismo se ha cebado con estos paneles indicativos y los organismos competentes no los han repuesto.

Pozo de nieve 



Ahora toca volver sobre nuestros pasos buscando de nuevo la bifurcación que hemos dejado atrás, para tomar una senda que nos lleva por una pendiente ascendente bastante pronunciada al Monte de Venus, como tambien se conocía en la antigüedad al actual Cerro de San Vicente. Nuestro siguiente objetivo son las ruinas de la Ermita de los Santos Mártires de Talavera y el Castillo de San Vicente, medio kilómetro mas allá. Sobre estas viejas piedras ya hemos hablado en sendas entradas de este blog y han sido protagonistas de algunos de los vídeos del canal de YouTube de Senderos y Veredas. En la explanada que tenemos que atravesar para llegar desde las ruinas de la ermita hasta el castillo hubo hace siglos una abadía de la cual apenas se distinguen algunos restos de sus muros, muy dificilmente identificables. La Abadía del Piélago, como era conocida, fue fundada sobre el siglo XII. 

Ermita de los Santos Mártires; entrada a la cueva

Castillo de San Vicente


Algunos restos del Castillo de San Vicente

Cimitarra árabe graba en una roca; Castillo de San Vicente



Regresamos de nuevo por el mismo camino hasta la bifurcación que hemos tomado al subir por el sendero, pero no bajamos por el, sino que continuamos en dirección norte para conocer los restos del Convento del Piélago, parcialmente recuperado pero no visitable. Y tras haberle conocido, volvemos por el mismo camino hasta la carretera para buscar un camino forestal que nos conduce a varios enclaves de interés en estas montañas. Nosotros le seguimos, aunque rápidamente nos desviamos a la izquierda por un sendero que aparentemente no conduce a ninguna parte, pero lleva hasta un segundo pozo de nieve algo mejor conservado que el que hemos visto anteriormente. Imprescindible visitar su parte posterior.




Convento del Piélago


Volvemos a salir al camino y continuamos por el. En un par de kilómetros y justo antes de llegar a un muro donde un cartel reza "Al Campamento 1,5 km" podemos descubrir una fuente de cemento, mas bien abrevadero para ganado, que realmente es el nacimiento del río Guadyerbas, un importante afluente del Tietar. El lugar se llama Fuente Mingorria. Ahora continuamos siguiendo las indicaciones del cartel que hemos visto anteriormente en busca del Campamento Juvenil del Piélago, pero antes nos volvemos a desviar siguiendo las indicaciones de otro cartel rustico que nos señala la ubicación del Roble Grande, un árbol singular de estos bosques. Una vez le hemos conocido, regresamos por el mismo camino hacia el campamento y damos fin a esta senda.


Fuente Mingorria


Roble Grande



Puedes descargarte el track de esta ruta haciendo clic aquí.








    

Senderismo; ruta al Risco Ñañas, al norte de los Montes de Toledo



Risco Ñañas





DESCARGATE EL TRACK DE LA RUTA AL FINAL DE ESTA ENTRADA

Los Montes de Toledo ofrecen muchos parajes sorprendentes a la par que desconocidos. El que voy a describir en estas líneas es uno de esos que llaman la atención por su nombre -Risco Ñañas- pero que según vas recopilando información sobre este lugar te das cuenta que es mucho más que una sencilla ruta, sino que también es un paraje con cierta magia, plagado de historias y conspiraciones secretas.




Valle de los Castaños

Amanita Muscaria, seta no apta para consumo humano


El Risco Ñañas o Ñaña está situado al mismo borde de los Montes de Toledo, en el término municipal de Los Navalucillos, aunque esta ruta la iniciamos desde el cercano pueblo de Espinoso del Rey. Por aquí vamos a recorrer un fértil valle por pistas forestales en muy buen estado. Esta ruta está señalizada como "Ruta de los Castaños" por ser un árbol no autóctono antiguamente cultivado por la mano del hombre en estas tierras. Rápidamente llegamos a una zona de pinares y comenzamos a ascender por las laderas de las primeras montañas, descubriendo al Risco Ñañas desde la distancia si miramos un poco hacia nuestra izquierda. La subida que vamos a iniciar es bastante suave pero constante hasta llegar a un collado desde donde contemplaremos unas vistas impresionantes de la Sierra del Castillazo, que se eleva profundizando más al sur en los Montes de Toledo. Girando a nuestra izquierda ya vemos claramente la forma del Risco Ñañas y el camino que nos conduce hasta el, no tardando en llegar a un cartel indicador que a mí parecer rompe totalmente con el entorno del lugar. Siguiendo el sendero encontramos rápidamente el mirador que se abre bajo el Risco Ñañas.


Rico Ñañas desde el collado homónimo

Sierra del Castillazo

Hay que extremar la precaución en este lugar; bajo nuestros pies se abre un importante abismo y las rocas por las que pisamos pueden ser muy traicioneras. No es recomendable salir de la zona habilitada con la barandilla de madera. En contrapartida disfrutamos de unas vistas que nos sorprenden, divisando toda la provincia de Toledo de sur a norte hasta la Sierra de Gredos ya en las provincias de Ávila y Cáceres. Bajo las sombras del Risco Ñañas encontramos un refugio en las rocas al cual se accede por un pequeño sendero. Este fue reducto de bandoleros y maquis, quedando restos visibles del humo de las hogueras aquí prendidas para calentarse del frío aire que azota estás alturas en época invernal. Hay que reconocer que el lugar se presta como baluarte, ya que este mirador es una atalaya natural como pocas por estas montañas.


Refugio de bandoleros y maquis

Vistas desde el mirador

Risco Ñañas

Puesto que aunque el día estaba soleado soplaba un viento frío, no tardamos en ponernos de camino de vuelta, bajando por la misma pista pero rodeando por otra ruta el Cerro del Molinillo que nos llevaría con facilidad hasta el mismo punto de partida.

Los pinares son muy abundantes por toda esta zona


En resumen, esta ruta es aconsejable para todo el mundo, ya que no requiere de grandes esfuerzos para llegar al mirador del Risco Ñañas. Solo hay que tener en cuenta el barranco que se abre en el, aunque si no salimos de la zona tras la barandilla habilitada no deberíamos de tener ningún problema ni percance.

Parada y Fonda

Donde reponer fuerzas en Espinoso del Rey

Restaurante Antonio; raciones y tapas. Plaza de España 10. Espinoso del Rey

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Senda Ecológica del Pantano de la Portiña, Talavera de la Reina (Toledo)



Pantano de La Portiña con la Sierra de San Vicente al fondo



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Puedes descargar el track de esta ruta al final de la entrada

Al norte de Talavera de la Reina, en un valle situado en la misma linde de la comarca de la Sierra de San Vicente encontramos este humedal artificial protegido. Debido a la proximidad con la población y el fácil acceso desde esta, el Embalse de la Portiña es un paraje natural muy frecuentado para uso y disfrute de los habitantes de Talavera y todas las poblaciones de alrededor. 

El Pantano de La Portiña con Talavera de la Reina y el puente atirantado de Castilla La Mancha. Al fondo, los Montes de Toledo.

Presa del Pantano de La Portiña

Orillas del embalse


Este embalse fue construido a mediados de la década de los años cuarenta del pasado siglo XX y acabado en el año 1947 sobre el cauce del arroyo de La Portiña que tras un corto recorrido desde su nacimiento en la cercana Sierra del Berrocal desemboca en el río Tajo. En tiempos el arroyo de La Portiña fue una importante arteria acuífera beneficiándose de su abundante caudal huertos y molinos de la comarca; ademas atravesaba la población de Talavera, estando hoy en día canalizado por la red de alcantarillado al igual que la práctica totalidad de arroyos que surcaban la ciudad y que muchas veces daban bastantes problemas con crecidas e inundaciones periódicas. El motivo de la construcción de este pequeño embalse fue el abastecimiento de agua potable a la creciente ciudad de Talavera. 

Un paraje con historia


Distintos momentos de la recreación histórica con motivo del 200 aniversario de la Batalla de Talavera

Hace ya más de 200 años el valle donde está situado el embalse de La Portiña fue testigo de una importante batalla en la Guerra de la Independencia contra los ejércitos Franceses a las órdenes de Napoleón Bonaparte y bajo el mando directo en nuestro país de su hermano José Bonaparte, rey de España por un corto periodo de tiempo con el nombre de José I (1808-1813). Entre los días 27 y 28 de julio de 1809 combatieron en estas tierras los ejércitos de la coalición hispano-británica bajo el mando inglés de Arthur Wellesley, más conocido como Duque de Wellington y el general Gregorio Cuesta por parte de los españoles. En el bando napoleónico la cabeza visible era el mismísimo José Bonaparte. Separados por apenas un kilómetro con el arroyo de la Portiña entremedias podemos descubrir dos elevaciones; al oeste el cerro de Medellín, donde se apostó la artillería británica y al este el Cerro de Cascajal, base de operaciones de los ejércitos napoleónicos, aunque la línea del frente discurría desde este valle hasta Talavera, tres kilómetros al sur.
Tras dos días de sangrientos combates entre los dos ejércitos, el amanecer del día 29 de julio descubrió que los imperiales napoleónicos habían abandonado el campo de batalla amparados en la oscuridad de la noche dejando a los españoles y británicos con la sorpresa de una inesperada victoria táctica.


Monolito conmemorativo de la batalla en el Cerro de Medellin. No es visitable debido a que está situado en propiedad privada. 

El humedal protegido

Encina


Orugas Procesionarias

Este enclave creado por la mano del hombre es un refugio de aves acuáticas y otros animales terrestres, como Turones, Somorgujos, Oropéndolas, Garzas, Erizos, etc. También podemos encontrarnos con Culebras de Agua, todo tipo de anfibios autóctonos y las temidas orugas Procesionarias. En cuanto a vegetación predominan los Eucaliptos, Encinas, Sauces, Pinos y plantas acuáticas como los Juncos. También en otoño los aficionados al Mundo Funji tienen su oportunidad de disfrutar de una cierta variedad mitológica, y los amantes del deporte de la pesca pueden capturar sobre todo ejemplares de Carpas y en menor medida Lucios y Black Bass, siendo este pantano un lugar muy popular para la práctica de esta actividad.






Por toda esta diversidad natural y de ocio el Embalse de la Portiña fue declarado como entorno protegido, habilitándose un sendero ecológico que rodea sus orillas y creando más recientemente un circuito saludable con distintas máquinas para realizar ejercicios al aire libre por una parte del sendero ecológico. Para evitar dañar en todo lo posible este lugar, el acceso con vehículos a motor está restringido, existiendo algunos aparcamientos públicos, y por supuesto, el baño en sus aguas está totalmente prohibido así como navegar con todo tipo de embarcaciones por todo el embalse. Por aquí podemos encontrar en cualquier época del año personas paseando, practicando senderismo, ciclismo, running, por supuesto pescando o sencillamente disfrutando ver una agradable jornada en plena naturaleza con familia y amigos.



Viejos Molinos en La Sierra de San Vicente








En la Sierra de San Vicente, provincia de Toledo, encontramos importantes restos de construcciones repartidos por toda su área. Uno de ellos que además salta a la vista a la vez que permanece oculto son los molinos en ruinas que podemos encontrar muy cerca del paraje conocido como El Piélago. 
Estas sierras hace siglos eran explotadas en su mayor parte por la Orden de los Monjes Carmelitas Calzados que aquí tenían su residencia y como parte de sus actividades de financiación estaba la regencia de algunos molinos hidráulicos. 
Hay que señalar que debido al clima de hace siglos atrás en los cuales todo el hemisferio norte sufrió una pequeña era glaciar (Pequeña Edad de Hielo) desde los años 1550 hasta 1850 aproximadamente con fríos extremos y abundantes nevadas en cotas bastante mas bajas que hoy en día, estas montañas contaba con grandes recursos hidrológicos; abundaban las  fuentes y manantiales por doquier. Por tanto era lógico aprovechar tal abundancia para el beneficio del hombre.


Antigua presa donde se acumulaba agua para garantizar el funcionamiento de los molinos en epoca de molienda; boca de salida hacia la acequia hoy desaparecida.

Restos del cubo de presión del molino hoy desaparecido y todavía visible junto a la carretera comarcal  TO 9045-V


Detalle del cubo de presión; podemos ver en la parte inferior la salida de agua o saetin junto a la carretera


Los tres molinos que se muestran en esta entrada de Senderos y Veredas aprovechaban un solo torrente de agua estando situados los tres uno detrás del otro y son muy accesibles, ubicados en una pradera en pendiente descendiente que desde su parte mas inferior nos permite disfrutar de unas vistas impresionantes de la cara sur de la sierra con el pantano del Guadyerbas al fondo. Para entrar en esta pradera con nuestro  vehiculo deberemos tomar la carretera TO 9045-V que recorre estas montañas desde Navamorcuende hasta El Real de San Vicente (o viceversa) y entre los puntos kilométricos 9 y 10 encontramos un desvío en dirección sur que es por donde entraremos, justo enfrente de un torreón de piedra que llama poderosamente la atención y que no es otra cosa que los que queda de uno de los molinos, viendo rápidamente algunas construcciones modernas abandonadas y un deposito de agua tambien en desuso. También puedes ver el punto de entrada a esta pradera desde Google Maps haciendo clic aquí.

El torreón al que me he referido antes no es otra cosa sino una parte importante de algunos molinos llamada cubo de presión; el agua se precipitaba desde la parte superior cogiendo fuerza para dar impulso a la rueda con aspas llamada rodezno, que a su vez transmitía este movimiento a las piedras de moler mediante un eje llamado árbol. Aquí la construcción de la carretera ha eliminado el edificio del molino y por la parte superior encontramos la base de la acequia por donde bajaba el agua de la sierra. Si seguimos el sendero claramente definido de esta acequia en dirección ascendente descubriremos un poco mas arriba la presa o balsa donde se acumulaba el agua procedente de torrentes y arroyos. Esta presa tenia su importancia ya que en épocas de poco caudal se almacenaría aquí el agua para cuando hubiese cantidad suficiente poder soltarla y mover los mecanismos del molino mas abajo. 


Restos de otro molino; vista superior de la estancia donde estaría situada la rueda con las aspas

Vista de la misma estancia desde otro angulo

Salida del agua desde el exterior

En la pradera donde hemos dejado nuestro vehiculo encontramos justo a continuación del cubo que hemos visto antes los restos de un segundo molino en el cual no encontramos evidencias de cubo, sino que aprovechaba la fuerza del agua que salia del primer molino que suponemos saldría con la suficiente presión. De esta construcción apenas queda casi nada. Pero a continuación descubrimos un enorme edificio de piedra que es el tercer molino de esta zona. Este si contaba con cubo de presión aunque por desgracia no pude entrar en el ya que esta invadido por la vegetación, pero hubiese sido interesante haberle visto por dentro conformándome con tomar fotos y vídeos de su deteriorada fachada. 

Tercer molino situado en esta zona, la construcción destaca por su gran tamaño

Detrás de la maleza se esconde la salida del agua

El paraje donde se sitúan estos tres molinos se presta para la práctica del senderismo.


Justo en la parte inferior de este molino y hacia la derecha, se intuyen otros restos de lo que parece un cuarto molino que tomaría el agua desde otro arroyo distinto. 

No tengo constancia de la época de construcción y funcionamiento de estos artificios, pero si tengo en cuenta los datos de fundación del Convento Carmelita del Pielago (s. XV), supongo que estos molinos estarían datados como poco en los siglos XV o XVI. También imagino que en los últimos años de la Pequeña Edad de Hielo -a la cual nos hemos referido al principio de esta entrada- entre los siglos XIV y XIX con temperaturas mas bajas de las que se dan hoy en día, pues seguramente a partir del siglo XVIII ya seria bastante acusado el ascenso progresivo de las temperaturas y la consiguiente subida de las cotas de nieve, dejando de ser rentables muchas de las actividades económicas que financiaban el convento y si a eso le añadimos las posteriores desamortizaciones que privaron a los frailes de sus posesiones en estas tierras, se puso fin a la época de actividad de estas construcciones que corren el riesgo de desaparecer para siempre.